Muchas palabras, comentarios y opiniones fueron vertidos en las distintas redes sociales luego del golpe que le propinó Dino Cáceres (Lawn Tennis) a Facundo Lucas (Jockey de Rosario). Diversas voces dieron en sus mensajes sus posturas.
[16-11-2012] fuente: tercertiemponoa |
Muchas de las opiniones tenían cordura, otras un análisis profundos y otras agresiones llenas de improperios pidiendo “la cabeza” del jugador tucumano. Todos (los que vimos las imágenes y los que estuvieron esa tarde en Rosario) sabemos que lo que hizo Dino fue descalificador. Sabemos que el rugby no enseña, ni enseñó y mucho menos enseñará a agredir a un rival, a un amigo, ni dentro, ni fuera de un campo de juego.
Cáceres se equivocó y deberá purgar la pena que el tribunal de la UAR indique. Pero pasemos al momento del golpe: golpe de atrás. “Fue a traición, es desleal, es de mala leche” dijeron muchos. Preguntamos y sin aprobar jamás el golpe. ¿Pegar de frente es leal? ¿Pegar vale? Pegar nunca vale, aunque en el rugby (como en otros deportes de contacto) muchas veces se pegó. ¿O no? La agresión de Dino no tiene análisis para su impunidad ante los jueces competentes. Pero, ¿quiénes son los jueces? ¿La gente del rugby? ¿La gente que en su vida lo jugó? ¿Los mismos jugadores? Muchos se olvidan (o no lo conocen por que nunca lo practicaron) de los valores de este noble juego: amistad solidaridad, respeto, autocontrol, espíritu de lucha ante la adversidad, posibilidad de equivocarse y pedir disculpas. Valores propios y característicos de este deporte. No pretendemos defender a Cáceres, solo queremos defender al juego, saber plasmar sus virtudes y mencionar sus defectos.
El rugby educa, es verdad…moldea, forma y le va dando elementos al individuo para volcarlos a su vida diaria. Pero volvemos a preguntar. ¿Para qué está el rugby? ¿Para las buenas nada más? ¿Para felicitarte cuando te va bien y cuando te va mal hundirte? Si vamos a señalar señalemos a todos. Señalemos a los que insultan a los árbitros, a los que agreden verbalmente a jugadores en pleno partido, a los que comienzan los partidos sin ambulancias, a los que se meten a una cancha para hacer justicia por mano propia; a los padres de los chicos infantiles que gritan e insultan en cada partido; a los dirigentes que no brindan herramientas para un deporte que crece pero no esta a la altura de las exigencias en muchas cosas. Si vamos a condenar condenemos a todos con nombre y apellido y con denuncias formales.
Los que hoy enarbolan la bandera de las condenas y miran las miserias ajenas se olvidan de mirar las propias. Las que están en sus clubes y que son indisimulables. Cáceres se equivocó y deberá pagar por su error. No nos olvidemos de que el rugby necesita foguear formadores, personas de bien y no justicieros. Gente capacitada para que no pase nunca más una cosa así.
El rugby no es un deporte como otros, no es mejor ni peor, simplemente es diferente. El rugby es eso que tanto decimos: “Levantarse y volverse a caer”. Es una mano tendida al amigo, al rival. No es un puño cerrado. Es únicamente un puño cerrado en un apretón de manos. Seguramente Dino Cáceres y Facundo Lucas tendrán esa posibilidad de volver a verse las caras y decirse las cosas de frente. De limar asperezas del juego y por qué no de darse un abrazo con las disculpas de Dino como premisa.
En otras palabras, el rugby te da ésa posibilidad de hacer ver a un ser humano los caminos errados de su vida. A la pelota no la mancha un ni este suceso, ni otro…el rugby es otra cosa para el que lo conoce. A la pelota solo la mancha el barro de un fin de semana de rugby y el verde césped donde comulgan los que creen que siempre hay tiempo para ser mejores seres humanos.
Autor: Patricio Guzmán
Cáceres se equivocó y deberá purgar la pena que el tribunal de la UAR indique. Pero pasemos al momento del golpe: golpe de atrás. “Fue a traición, es desleal, es de mala leche” dijeron muchos. Preguntamos y sin aprobar jamás el golpe. ¿Pegar de frente es leal? ¿Pegar vale? Pegar nunca vale, aunque en el rugby (como en otros deportes de contacto) muchas veces se pegó. ¿O no? La agresión de Dino no tiene análisis para su impunidad ante los jueces competentes. Pero, ¿quiénes son los jueces? ¿La gente del rugby? ¿La gente que en su vida lo jugó? ¿Los mismos jugadores? Muchos se olvidan (o no lo conocen por que nunca lo practicaron) de los valores de este noble juego: amistad solidaridad, respeto, autocontrol, espíritu de lucha ante la adversidad, posibilidad de equivocarse y pedir disculpas. Valores propios y característicos de este deporte. No pretendemos defender a Cáceres, solo queremos defender al juego, saber plasmar sus virtudes y mencionar sus defectos.
El rugby educa, es verdad…moldea, forma y le va dando elementos al individuo para volcarlos a su vida diaria. Pero volvemos a preguntar. ¿Para qué está el rugby? ¿Para las buenas nada más? ¿Para felicitarte cuando te va bien y cuando te va mal hundirte? Si vamos a señalar señalemos a todos. Señalemos a los que insultan a los árbitros, a los que agreden verbalmente a jugadores en pleno partido, a los que comienzan los partidos sin ambulancias, a los que se meten a una cancha para hacer justicia por mano propia; a los padres de los chicos infantiles que gritan e insultan en cada partido; a los dirigentes que no brindan herramientas para un deporte que crece pero no esta a la altura de las exigencias en muchas cosas. Si vamos a condenar condenemos a todos con nombre y apellido y con denuncias formales.
Los que hoy enarbolan la bandera de las condenas y miran las miserias ajenas se olvidan de mirar las propias. Las que están en sus clubes y que son indisimulables. Cáceres se equivocó y deberá pagar por su error. No nos olvidemos de que el rugby necesita foguear formadores, personas de bien y no justicieros. Gente capacitada para que no pase nunca más una cosa así.
El rugby no es un deporte como otros, no es mejor ni peor, simplemente es diferente. El rugby es eso que tanto decimos: “Levantarse y volverse a caer”. Es una mano tendida al amigo, al rival. No es un puño cerrado. Es únicamente un puño cerrado en un apretón de manos. Seguramente Dino Cáceres y Facundo Lucas tendrán esa posibilidad de volver a verse las caras y decirse las cosas de frente. De limar asperezas del juego y por qué no de darse un abrazo con las disculpas de Dino como premisa.
En otras palabras, el rugby te da ésa posibilidad de hacer ver a un ser humano los caminos errados de su vida. A la pelota no la mancha un ni este suceso, ni otro…el rugby es otra cosa para el que lo conoce. A la pelota solo la mancha el barro de un fin de semana de rugby y el verde césped donde comulgan los que creen que siempre hay tiempo para ser mejores seres humanos.
Autor: Patricio Guzmán
CREDITO: nuestrorugby.com.ar
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